Mientras unos se quejan del colapso judicial que hay en España, otros van y como ayer tenían tanto tiempo libre se dedicaron al arte de la papiroflexia en pleno juicio. Lo más grave es que la persona encargada de determinar la culpabilidad o inocencia de otra crea que es más productivo el emplear su tiempo en ese tipo de trabajos manuales que en prestar atención para realizar su dictamen.
Aunque en otros paises también suceden casos extremadamente curiosos.
Lo del juez es, valga la redundancia, de juzgado de guardia, pero lo del indio, se sale de la escala del "hay que decirlo más".
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