04 – La amenaza del Custodio / Extracto del capítulo 30
En la cresta de una colina de cima redondeada, cerca del lugar en el que habían encontrado a GR ese mismo día, EL gritó su nombre con todas sus fuerzas, deteniéndose sólo para recuperar el aliento. Con los puños apretados a ambos lados, inclinó la cabeza hacia atrás y gritó el nombre de GR. Su voz reverberó en las colinas vecinas, pero la única respuesta fue el silencio.
Exhausto, cayó de hinojos. Pronto llegarían. Las Hermanas usarían su han para localizar al "¿perro?". GR no sabría qué se proponían e, incluso si decidía mantener distancias, la magia lo encontraría y lo mataría. Las Hermanas podían abatirlo cuando estaba en el aire o prenderle fuego.
—¡GR! ¡GR!
Una oscura figura tapó algunas estrellas. El "¿perro?" aterrizó con un ruido sordo e inmediatamente plegó las alas. Entonces ladeó la cabeza y emitió un borboteo.
EL lo cogió por el pelaje.
—¡GR! Escúchame. Tienes que irte. Ya no puedes quedarte aquí. Van a venir a matarte. Tienes que marcharte.
GR lanzó un interrogador gemido que fue haciéndose más agudo mientras levantaba las orejas. Trató de rodear con sus brazos a EL. Pero éste le empujó.
—¡Vete! ¡Me entiendes, sé perfectamente que me entiendes! ¡Vamos, quiero que te marches! ¡Van a tratar de matarte! ¡Vete y no vuelvas nunca!
Las orejas de GR se encogieron e inclinó la cabeza al otro lado. EL le golpeó el pecho con un puño y luego señaló en dirección norte.
—¡Vete! —EL extendió los brazos y volvió a señalar—. ¡Quiero que te marches y no vuelvas nunca!
GR trató nuevamente de abrazarlo y EL volvió a empujarlo. El "¿perro?" tenía las orejas pegadas a la cabeza.
—GR quierrrrg EL aaarg.
Nada deseaba más EL que estrechar a su amigo y decirle que él también le quería. Pero no podía. Estaba allí para tratar de salvarle la vida.
—¡Pues yo no te quiero! ¡Vete y no vuelvas nunca!
GR miró hacia la colina que XX4 había descendido a todo correr y luego miró a EL. Los ojos verdes del "¿perro?" estaban anegados en lágrimas. Trató por última vez de acercarse a su amigo.
Pero EL volvió a alejarlo de sí. GR se quedó allí plantado, con los brazos abiertos. La primera vez que EL había abrazado al peludo "¿perro?", éste solamente era una cría. Desde entonces había crecido mucho, al igual que su amistad y su amor.
GR era el único amigo de EL, pero solamente él podía salvarlo. Si EL realmente lo amaba, tenía que herirlo.
—¡Márchate! ¡No quiero verte nunca más! ¡No eres más que un estúpido saco de pelo! ¡Largo! ¡Si realmente me quieres, haz lo que te digo y márchate!
EL quería seguir gritando, pero tenía un nudo en la garganta que ahogaba sus palabras. Retrocedió unos pasos. GR pareció marchitarse en el frío aire de la noche. Nuevamente abrió los brazos con un lastimero y desesperado quejido. Lloraba de un modo que rompía el corazón.
EL reculó otro paso. GR avanzó hacia él. EL cogió del suelo una piedra y se la lanzó al "¿perro?". La piedra rebotó contra su enorme pecho.
—¡Vete! —gritó, y le arrojó otra piedra—. ¡No quiero verte nunca más!
De los verdes ojos del "¿perro?" brotaban lágrimas que corrían por sus arrugadas mejillas.
—GR quierrrrg EL aaarg.
—¡Si realmente me quieres, márchate!
GR contempló de nuevo la colina por la que XX4 se había ido, dio media vuelta, extendió las alas y, después de echar un último vistazo por encima del hombro, dio un salto en el aire y emprendió el vuelo.
Cuando ya no distinguía la forma oscura del "¿perro?" recortada contra las estrellas ni oía el batir de sus alas, EL se dejó caer al suelo. Había perdido a su único amigo allí.
—Yo también te quiero, GR. Queridos espíritus —sollozó—, ¿por qué me hacéis esto? GR era todo lo que tenía. Os odio. Os odio a todos.
A medio camino de vuelta, lo comprendió. Se quedó inmóvil, con la boca abierta. En la quietud de la noche asió con temblorosos dedos el mechón de pelo de ELLA.
No muy lejos parpadeaban las luces de la ciudad y los tejados brillaban a la luz de la luna. Hasta él llegaban los distantes sonidos de la ciudad.
«Si realmente me amas, lo harás», le había dicho ELLA. Era lo mismo que él había dicho a GR. De pronto lo entendió todo. La impresión lo dejó sin respiración.
ELLA no quería deshacerse de él, sino que pretendía salvarle la vida. Había hecho por él lo mismo que él acababa de hacer por GR.
El dolor por haber dudado de ella lo impulsó a hincarse de rodillas. Debía de haberle roto el corazón. ¿Cómo podía haber dudado de ella?
El collar. Tenía tanto miedo del "¿doble nudo Windsor?", que había estado ciego. ELLA lo amaba. No quería verse libre de él, sino solamente salvarle la vida.
ELLA lo amaba.
EL abrió los brazos y miró hacia el cielo, al tiempo que gritaba:
—¡ELLA me quiere!
De rodillas contempló el mechón de pelo que ELLA le había dado para recordarle su amor. Nunca en toda su vida se había sentido tan profundamente aliviado como en esos momentos. El mundo volvía a tener sentido.
En su mente confluían emociones encontradas. Por una parte se sentía muy abatido por haber tenido que alejar a GR de su lado y porque el "¿perro?" pensara que EL ya no lo quería, pero al mismo tiempo no cabía en sí de gozo al saber que ELLA lo amaba.
Al fin el gozo acabó por imponerse. Decidió que, un día, GR entendería que había sido necesario alejarlo. Un día, se libraría del "¿doble nudo Windsor?", buscaría a GR y haría las paces con él. E incluso si nunca lograba encontrarlo, el "¿perro?" estaría mucho mejor viviendo como tal, cazando y buscando a otros de su especie. Tendría que buscar el camino de la felicidad, como EL.
Nada deseaba más en este mundo que abrazar a ELLA, estrecharla con fuerza y decirle lo mucho que la quería, pero era imposible. Seguía siendo un cautivo de las Hermanas. No obstante, estudiaría, aprendería y se libraría del collar. Luego regresaría junto a ELLA. No le cabía duda de que ELLA lo estaría esperando, pues le había dicho que siempre lo amaría.
P.D.: ¿Y si al final no es así? ¿Y si afecta... a la vostra famiglia. Gli faró un'offerta che non potrà rifiutare? ¿Se te va la cabeza en plan Joe Pesci...
o demuestras que eres todo un
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